En 2002 Adam Curtis -escritor, documentador y productor de televisión para la cadena BBC de Londres- estrenó su documental El siglo del yo, en el cual realiza un recorrido por aquellos descubrimientos del fundador del psicoanálisis, Sigmund Freud, que repercutieron en la evolución del sistema capitalista en el siglo anterior.
La primera entrega, de un total de
cuatro, titulada Máquinas de la felicidad
realiza un extenso recorrido histórico por la política y economía
estadounidenses de la primera mitad del siglo XX y algunas de sus repercusiones
a nivel mundial. Este recorrido, sin embargo, se encuentra enriquecido por la
puesta en evidencia de la relación entre estas políticas y las teorías
psicoanalíticas de la época.
La importancia de la comprensión de
los procesos sociales para la psicología no es pocas veces pasada por alto o
minimizada. Si bien es cierto que nuestro objeto de estudio es el ser humano y
su acontecer anímico, no podemos obviar la relación dialéctica que se establece
entre estos y la cultura que acompaña a la vida en sociedad. El mismo Freud fue
consciente de esto y de ahí surgieron algunos de sus textos más
trascendentales, como El malestar en la
cultura.
En el presente texto, se profundizará en los vínculos
que se pueden establecer entre dicho texto y los eventos económicos y
sociopolíticos mostrados en la primera entrega del documental. Si bien el
audiovisual ya logra dilucidar claras relaciones entre las teorías
psicoanalíticas y dichos acontecimientos, en algunas ocasiones la terminología
utilizada, a fin de simplificar la comprensión para el espectador, no es la más
correcta. Parte de mi propuesta es, entonces, lograr ahondar en esto,
estableciendo ligazones más directas con la obra psicoanalítica de Freud,
específicamente acentuando sobre El
malestar en la cultura.
La razón por la cual tomo esta obra como bastión,
además de que rebasa en importancia a la sociología, es el contexto histórico
en el que fue escrita. Publicado en 1929, su concepción estuvo permeada grandemente
por el contexto de la Europa de la I Guerra Mundial y las posteriores crisis
económicas. Coincidentemente, en 1929 se produjo también la caída de la bolsa
de valores en New York, y así dio inicio una de las depresiones económicas más
fuertes del último siglo, desembocando en una grave recesión y desempleo en los
Estados Unidos y sirviendo como antesala de la II Guerra Mundial.
Freud, quien ya para estas fechas tenía claros los
pilares de su teoría psicoanalítica, había establecido la existencia del inconsciente
y de las tres instancias psíquicas; a saber, el ello, el yo y el superyó[1]. A
través de esto, logró explicar el papel de la cultura como barrera que impide
el libre desarrollo del principio del placer, pero también como construcción
necesaria para la vida humana en función de que regulariza los vínculos con el
otro y los objetos y de la utilidad que se logra del dominio de la naturaleza
mediante el trabajo. Bajo esta concepción, consideraba que el ser humano no es
en principio una criatura amable y en pleno control de sus fuerzas, sino más
bien que responde a procesos inconscientes de los que no puede dar cuenta. Para
Freud, esta visión pesimista del ser humano –según algunos de sus críticos-, era
confirmada tras la I Guerra Mundial donde lo ocurrido respondía a una tendencia
irracional.
Con este marco, me propongo realizar entonces un
análisis del documental tensando los vínculos establecidos, en primera
instancia, entre la teoría psicoanalítica de Sigmund Freud y sus repercusiones
en la evolución sistema económico de la época comprendida entre el fin de la I
Guerra Mundial y el inicio de la segunda, en los Estados Unidos. En segunda
instancia, los establecidos entre los diferentes actores económicos, entendidos
como todos aquellos que participan en su producción y conducción. Además, será
importante también vincular este desarrollo con las perspectivas actuales.
¿Cuánto de estas políticas que se gestaron en la primera mitad del siglo pasado
nos sigue afectando y cómo? ¿Qué repercusiones han tenido en el malestar de los
individuos de la sociedad actual? ¿Sería posible, según la perspectiva
psicoanalítica, un sistema-mundo distinto?
Sin
duda alguna, estas interrogantes podrían ser objeto de estudio en sí mismas;
sin embargo, más allá de querer profetizar acerca del futuro, la apuesta es
lograr evidenciar no sólo los vínculos entre el psicoanálisis y la economía política
de hace un siglo, sino también aquellos que, en su carácter histórico,
determinan lo que el mundo, las sociedades y el ser humano son hoy en día. Los
acontecimientos mostrados en la primera entrega del documental fueron, sin duda
alguna, precursores del modo de producción neoliberal, de la sociedad de
consumo y de los procesos de globalización que se han experimentado en los
últimos cien años.
[1] Freud dividió el aparato
psíquico en estas tres instancias. A grandes rasgos, el ello es inconsciente y
allí se encuentran las pulsiones y lo reprimido. Es además, la instancia
original desde la que se desarrollan las demás. El yo corresponde a la
instancia psíquica que posee acceso a motilidad, es consciente aunque sus
raíces están en el inconsciente, realiza el examen de realidad. Responde a las
exigencias pulsionales del ello, pero aplica dicho principio para poder
alcanzar su satisfacción sin entrar en conflicto con el superyó y el mundo
exterior. El superyó, por su parte, es la instancia moral y enjuiciadora, que
se desarrolla a partir de las figuras parentales y a lo largo de la vida se va
desarrollando según identificaciones posteriores.
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