viernes, 19 de febrero de 2010

No hay democracia si no hay derechos para todos

Dice Carlos Vilchez, en el periódico La República del día de hoy, que algunas de las pistas que nos permiten saber si vivimos en democracia las encontramos en las naciones más desarrolladas y son: el derecho al voto, el respeto a las instituciones, a la libertad de expresión, a las libertades políticas y económicas y el respeto a los derechos humanos en su totalidad. Sin embargo, hoy también publilca el periódico La Nación que la recién electa presidenta, Laura Chinchilla, ya hizo mancuerna con los diputados Justo Orozco y Carlos Avendaño -ambos de partidos evangélicos- para pronunciarse en contra de las uniones de personas del mismo sexo.

Actualmente, se encuentra en la Asamblea Legislativa el proyecto de la Ley #16390 de Sociedades de Convivencia. Una ley que busca que se respeten derechos humanos y civiles básicos para toda persona, y de los que la comunidad gay-lésbica del país ha sido despojada. Al respecto, Laura Chinchilla dijo a Eco Católico, una semana antes de su triunfo electoral, que "los homosexuales tienen los mismos derechos individuales de cualquier ciudadano y deben ser respetados como personas y en su dimensión legal. Estoy a favor de legislación que regule las relaciones patrimoniales entre personas del mismo sexo." Hoy, sin embargo, pareciera que eso era sólo una pose ambigua para quedar bien con unos y otros sectores. Una manera muy tradicional de hacer política en nuestro país.

La Ley 16390 no es sobre el matrimonio gay... ni siquiera se menciona. No busca modificar el Código de Familia, ni desprestigiar a las "familia tradicionales". Muchísimo menos busca, como dice la Alianza Evangélica, limitar la libertad de expresión, la libertad de culto, o el derecho de los padres de educar a sus hijos en un ambiente sano.  La Ley 16390 es una ley de igualdad. Una ley que busca regular una realidad que no va a dejar de existir sólo porque a algunos no les guste. No por la aprobación o no de esta ley dejaremos de existir los homosexuales, ni dejaremos de vivir con nuestras parejas, ni dejaremos de permearnos en todos los sectores de la sociedad. Ahí seguiremos, les guste o no, aunque a veces ni siquiera nos hagamos notar. Este último ha sido, quizás, nuestro peor error.

Decimos vivir en democracia porque pudimos sacar nuestras banderas el pasado 7 de febrero, pero muchos ni siquiera  saben lo que de verdad conlleva el verdadero ejercicio de la misma. Mientras sigamos descalificando a quienes piensan diferente, atacando a las minorías y dándole más poder político a quienes tienen mayor poder económico, no estamos viviendo en democracia. Ni siquiera estamos viviendo en la realidad.

2 comentarios:

  1. La democracia es cultural a mi punto de vista y en latino america es una parte de la cultura que aun no hemos aprendido totalmente. LLevara años y generaciones enteras seguramente mientras lo aprendemos.

    Te invito a seguir mi blog

    Saludos.

    Romina

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  2. Asi como en EEUU en los 60's los blancos y negros no se podian casar y los negros no tenian los mismos derechos que los blancos, la ley 16390 es algo que tiene que ser pasado por un Presidente como Oscar Arias. En los 60's en EEUU Kennedy le prometio a los negros sus derechos y no lo puso en un referendo porque los resultados de so hubieran sido que los no tendrian derechos en EEUU. Esta ley nos pone a la par de paises desarrollados como Espana, Holanda, Canada en donde los derechos humanos son universales...

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